Cada 2 de julio se celebra el Día Mundial del Objeto Volador No Identificado (OVNI) en conmemoración a un acontecimiento insólito en la ciudad de Roswell, Estados Unidos, que dio inicio a teorías y fanatismo acerca de ellos. La efeméride busca promover el estudio acerca de la vida extraterrestre y de aquellas presencias en el cielo que no tienen una explicación racional o científica.

Un granjero llamado William Brazel, de la ciudad estadounidense de Roswell, ubicada en el estado de Nuevo México, descubrió el 2 de julio de 1947, restos de metal en el suelo. Seis días más tarde, el periódico local afirmó que se trataba de un plato volador, que estuvo bajo custodia militar.

La noticia resultó una sorpresa para los habitantes del lugar y generó teorías conspirativas, aunque las autoridades encargadas de estudiar el suceso afirmaron que se trataba de partes pertenecientes a un globo meteorológico. El caso volvió a cobrar popularidad en la década del 80, al ser mencionado en libros y series.

El caso Roswell dio inicio a una serie de declaraciones de personas que aseguran haber tenido contacto con vida extraterrestre, pero carecen de pruebas. La ciudad se convirtió en un referente del turismo con temática alienígena y en 2001 se estableció el 2 de julio para celebrar el interés por los cuerpos no identificados en el cielo.

En tanto, el 2 de julio de 1968, dos extraterrestres invitaron a un niño de Sierra Chica a viajar en plato volador. Se trata de Oscar Heriberto Iriart, un joven de 14 años, que recorría a caballo el campo de 72 hectáreas que administraban sus padres en la localidad del partido de Olavarría, provincia de Buenos Aires.

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Cuando estaba cerca de una alambrada, a unos 800 metros de la casa, vio a dos hombres que le hacían señas para que se acercara. Pese a la escasa visibilidad por la espesa capa de neblina, notó que las figuras vestían un atuendo rojo, “como de amianto”, y luminoso.

Tenían “máscaras protectoras”, cabellos blancos y ralos, y ojos inquietantes, como hundidos, que lo miraban sin parpadear. Se acercó confiado y uno de ellos le dijo en castellano: “¡Vas a conocer el mundo!”.

La historia completa fue publicada por Página 12 y se pude leer en el siguiente enlace: El caso del gauchito espacial.

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