Al escribir sobre las aplicaciones clínicas del ayuno intermitente comienzan a surgir demasiadas dudas, en parte, porque hacerlo para un público general es un gran desafío ya que las recomendaciones siempre deben ser individualizadas, pero si hay algo en lo que sí podemos apoyarnos es en qué alimentos estamos eligiendo y qué estilo de vida estamos pudiendo llevar.

Debemos empezar por poner el foco en esto y a partir de ello complejizarlo aún más. Hoy por hoy, hay cuestiones alimentarias que forman parte de un pilar básico y fundamental para llevar un mejor estilo de alimentación que aún no están siendo lo suficientemente saldadas. Entonces, en vez de empezar por un ayuno intermitente y un control sobre la ingesta que se tiene en las horas restantes del día, debemos abogar primeramente por obtener la educación alimentaria necesaria.

Después de leer una serie de investigaciones (muchas a favor y otras en contra), considero que para establecer una opinión universal se necesita una mayor investigación, con más rigurosidad y menos limitaciones a fines de evaluar los efectos del ayuno intermitente en la salud a largo plazo.

Muchos de los estudios presentan resultados en personas que fueron seguidas por poco tiempo y que olvidaron contemplar grandes determinantes de la salud general, como: horarios de trabajo (ya que trabajos nocturnos tienen un peor impacto en la salud metabólica), consumo de tabaco y alcohol, posibilidad para elegir alimentos, educación nutricional y actividad física.

Esto ocurre en muchas investigaciones científicas y así es como podemos encontrar resultados muy contradictorios que dependerán de la calidad del estudio. Por eso, como siempre digo, algunas estrategias pueden ser útiles para algunas personas, pero no para todas, y el ayuno intermitente no escapa de esto.

Podrá haber muchas pruebas científicas, pero las recomendaciones dietéticas siempre deben ajustarse al estado de salud de cada persona. Resulta muy tentador guiarse por aquellos titulares que prometen grandes soluciones, pero cuando se trata de la salud debemos ser cautelosos, sobre todo cuando cuentan con información limitada.

Para poner en contexto, hay diversas maneras de ayunar, es decir, pasar períodos de tiempo sin ingerir alimentos. Algunos métodos se basan en ayunar 12 horas, otros 16 horas, otros 18 horas y otros consisten en ayunos alternados. Por lo tanto, los estudios son muy dispares y ni hablar cuando no se contemplan los alimentos que son ingeridos dentro de las ventanas de alimentación, que deberán ser lo suficientemente adecuados para cubrir las necesidades nutricionales y no caer en deficiencias.

En mi opinión, los datos no son muy convincentes y es difícil establecer una generalización cuando no hay resultados limpios. Lo que sí se puede resaltar, es que algunos de los estudios que recolecté mostraban que podría ayudar a regular las ingestas, los ciclos de sueño y vigilia, la sensibilidad a la insulina y disminuir tanto los marcadores de inflamación como los lípidos en sangre y la presión arterial.

Pero, hay tantas formas de ayunar y tantas personas en este mundo que recomendarle a alguien que no conozco que persiga este método sería un grave error. ¿Por qué? Porque también se ha visto que puede generar mecanismos compensatorios tras el ayuno, como mayor ansiedad por la comida (y sobre todo por los dulces) o un mayor control y rigidez con los alimentos que pueden derivar en otros desórdenes alimenticios.

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Si en esta columna buscaban una respuesta, lo que les puedo decir es que no dejen su salud en manos de notas periodísticas y de internet, consulten con un profesional especializado antes de tomar decisiones de tal magnitud, porque alguien con un desgarro asiste a un traumatólogo sin dudarlo, pero a quien le preocupa su peso o quiere mejorar su composición corporal, no siempre asiste a un nutricionista.

Duden de cada cosa que lean y sean críticos ante esos resultados mágicos que se les aparecen mientras navegan en las redes. Quien les puede ayudar a determinar qué método les puede ir mejor según su individualidad siempre será alguien especializado y de su confianza.

Además, nadie más que ustedes podrá saber qué método o tipo de ayuno es el que les resulta mejor, por eso, espero que puedan ser acompañados desde un lugar seguro en aquellas decisiones que vayan a tomar y que cualquiera sea el modelo nutricional elegido, sea lo más personalizado posible.

 

 

 

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